Mara' es el sinónimo salvadoreño de pandilla delictiva juvenil. Se utiliza de manera común como parte de la transculturación que tiene como punto de partida la migración masiva de personas iniciada en la década de 1970, cuando las condiciones de perenne exclusión del modelo económico y social impulsado por los distintos gobiernos de la época, se agravan por la inseguridad ciudadana, la cual es motivada por la represión ejercida desde el ejército, la policía, otros cuerpos militares y paramilitares (escuadrones de la muerte).

 

 

 

 

 

 

 

El retorno al país de enormes cantidades de migrantes deportados desde México y Estados Unidos, transfiere las condiciones para recrear en el plano nacional, aquellas condiciones de marginalidad, violencia, delincuencia y supervivencia, aprendidas y desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron su estadía. A ello se agregan los jóvenes de sectores sociales marginados, que son mayoría en El Salvador, conformando una amenaza social por la eventual violencia con la que actúan tanto hacia afuera como hacia adentro de estos grupos.

Básicamente se conforman dos grandes pandillas que se conocen como:

La Mara Salvatrucha Trece (MS13).
La Mara 18, en alusión a la calle 18 de Los Angeles (California) donde se asentaron agrupaciones que desarrollaron gran rivalidad a través de su historia.
Con el aumento de personas que retornaban diariamente, el fenómeno social se hizo no sólo nacional sino también regional, de forma que hacia los (inicios del siglo XXI), en casi en todo Centroamérica se conoce como "Maras" a las agrupaciones juveniles principalmente, ya sean de tipo delictivo, de crimen organizado o simples reuniones de vecinos jóvenes con algo en común.

De manera adicional el fenómeno se agrava a partir de la introducción de drogas de amplio consumo como el crack, marihuana, pegamento para zapateros o inhalantes, heroína y otras, las que son comercializadas y consumidas en el país por estos grupos de pandilleros.

Ante ello los gobiernos han explotado políticamente la situación, haciendo ofertas electorales que establecen planes para luchar contra la Mara, en forma de plan mano dura, con lo que agregan otro tipo de violencia a la que ya existe socialmente en El Salvador, cuyos componentes principales son de tipo represivo tanto en el ámbito legal, policial y penitenciario.

El tratamiento del tema es muy complejo y no tiene una solución sencilla, pues tiene a la base la creciente exclusión que sufre una enorme cantidad de personas, sin oportunidades de trabajo, educación, salud y desarrollo.

El crecimiento de las maras tiene como contraparte el aumento de las remesas que envían los centroamericanos que viven en el exterior, que a la fecha se ha convertido en el principal flujo económico que sostiene las economías locales, desplazando los principales productos de exportación de esa contribución al producto del país.

También son conocidos por emigrar a EEUU y seguir las actividades delictivas en otros paises por inadaptación y falta de educación, además de querer lograr el sueño americano, en varios paises se lleva a cabo una ola de programas de readaptación social impulsada entre otros por antiguos miembros de dichas pandillas y su ingreso a eventos culturales y deportivos para salvarlos de ese mundo violento en el que viven y lograr la paz social y contribuir con el crecimiento y desarrollo de la sociedad en la que viven.