velassssRIPOLLET (BARCELONA).- Hoy en clase un poco de vergüenza por lo de la nota. Yo había puesto de todo, ja ja, todo lo que sentía. En verdad no mola que se haya enterado de todo, todo, todo. Bueno, esperemos que no le siente mal. Tengo miedo a que se enfade, eso es lo malo, pero por lo demás me da igual. Le quiero. (...) Luego, a las nueve me conecto para ti, niño, lo sabes de sobra, ¿o no? Tú no sabes lo que te quiero y esperaría mucho tiempo por estar a tu lado, por mirarte esos ojos, por tocarte el pelo, por besarte...TE QUIERO".

 

 

Lunes, 20 de octubre. Once días antes de que muriera degollada, Maores, el seudónimo con que la niña María Dolores Ramírez Alonso ha decidido estrenar la pubertad, teclea en su fotolog un episodio crucial. El 'fotolog' en cuestión es una especie de diario en internet confeccionado con imágenes y textos. Toda la chavalería de Ripollet, ciudad dormitorio de Barcelona, tiene el suyo propio y en ellos vierten lo que han hecho en el día, se besan cibernéticamente o quedan para el sábado. Esa mañana, un papelito indiscreto había revelado la pasión oculta de Maores, 15 años recién cumplidos.Sergio, el chico rubio que se sienta en la primera línea del aula de 2º de ESO D del Instituto Can Mas, dos filas delante de ella, por fin sabe de sus sentimientos. Maores ahora se debate entre el rubor de haberlo hecho público, el temor por si la confesión lo ha contrariado a él, la ilusión del encuentro en el chat...

A los ojos de todos eran dos niños que jugaban a perder la inocencia.Pero 11 días después, justo la fantasmagórica noche de Halloween, el cuento infantil se transformaría en un terrorífico relato.Sergio, de sólo 15 años, degollaría con una navaja (presuntamente) a la niña que suspiraba por él. La crueldad de la muerte y la corta edad de los protagonistas han hecho que resuciten los crímenes de San Fernando, de la Katana, del rol y otros protagonizados por menores. Tras el asesinato ha aflorado también el submundo paralelo que Maores, Sergio y cientos de adolescentes vivían en la red, exhibiendo de todo menos inocencia. ¿Cómo es posible que un niño mate a otro?

No hay grandes estridencias en la biografía de Maores que anuncien cuál pudo ser el móvil del crimen. En los corrillos que forman sus amigos en los homenajes fúnebres confeccionados con fotos y cirios la describen como una más. Extrovertida y atrevida, preocupada porque su armario estuviera a la moda.

Le gustaban los compases flamencos -se sabía todas las de Camela- y tenía prisa por ser adulta, por que su DNI marcara la edad legal para entrar a bailar en una discoteca. Mientras llegaba el día, mataba el tiempo con las amigas en el parque Tamariz o paseando a su perrillo. Algún fin de semana iba a la sesión de tarde (light, sin alcohol) de las discotecas de Barcelona.Como el sábado anterior a su muerte: "Me lo pasé de lujazo, cuando me fui estaba toda sudada. Lástima que no vino el Xenxo [por Sergio]".

Sobre todo pasaba horas chateando y revisando su 'fotolog'.

Miércoles. 22 de octubre. Nueve días antes del asesinato. "Esta noche se unen versos, canciones dedicadas al niño que yo quiero y me roba a mí el alma, amigo y compañero, mi cuento de hadas, yo niña que muero por su mirada...".

Como Maores, Sergio repite curso. Al adolescente se le atragantaban los estudios hasta que, cuentan, comenzó a tomar por prescripción médica Concerta, un fármaco administrado a niños y adolescentes con déficit de atención por hiperactividad. Los especialistas suelen combinar el tratamiento con medidas psicológicas o educativas, pero no ha trascendido si él seguía una terapia paralela. Sus familiares han abandonado el pueblo a toda prisa, asfixiados por la presión popular.

Lo cierto es que, en los últimos tiempos, Sergio estaba mucho más centrado. Aprobaba. Había reforzado su imagen de tímido dejándose un enorme flequillo que le caía sobre la frente hasta casi taparle los ojos. En el instituto lo tildaban de pijo por su forma de vestir. Salvo alguna gamberrada muy esporádica, como lanzar unos petardos en el centro escolar, no solía llamar la atención. No era una oveja negra.

Las compañeras de instituto de Maores marchan con una pancarta en su recuerdo.
Había comenzado a tocar la batería, acompañado al bajo por su inseparable Luis, el otro detenido por el asesinato (aún pendiente de calibrar si estuvo implicado en los hechos), de 14 años. Con Luis compartía también equipo de fútbol, el Adefub, un club local.El día después del asesinato ambos jugaron el partido contra el Cerdanyola con normalidad. Como si nada.

Un árbol por Maores
El jueves pasado, en la puerta del instituto, adornado con lazos rosas por Maores y después de plantar un árbol en su recuerdo, los chavales contaban que Sergio tenía otra novia. Al menos hasta que este verano ella dejó la localidad y se mudó a Tarragona.En el chat, sin embargo, le juraba amor eterno a Maores. ¿Compaginaba las dos relaciones? ¿Le molestó que Maores contara su amor y que la otra chica pudiera enterarse?

Entre tantas incógnitas se ha convertido en pieza clave el beso que Maores y Sergio se dieron el mismo día del crimen en un céntrico banco de la localidad. Un enigmático mensaje dejado en el blog de Maores sólo dos horas antes del asesinato ("¿qué significa nuestro vídeo en este vídeo de 'facebook'? ¿Por qué lo publicaste? Este vídeo era nuestro y privado. ¡Gracias por lo que hiciste!") ha llevado a pensar que la chica pudo grabar el beso con el móvil y difundirlo sin el consentimiento de Sergio. ¿Suficiente ofensa para matar a alguien?

28 de octubre. Tres días antes del asesinato. "TQ. Bueno, hoy actúo rápida que me las piro. TQ rubio".

Internet se ha convertido en una herramienta clave para investigar el crimen. Era su otro mundo. Los agentes encargados del caso rastrean en los chats y blogs de los adolescentes en busca de un móvil. Entrar en sus mundos cibernéticos es desconcertante.La propia Maores se exhibe en fotografías con poses descaradas que rozan lo erótico y se expresa con un lenguaje nada recatado: "Soy una nena de 14 años, de Ripollet, muy maja, pero cuando me tocan los cojones los chavales les cojo de los hue...". Con todo, no es la más procaz. La mayoría utiliza apodos de una malsonancia irreproducible. Por citar los más suaves: tuplacer, hacefaltasexo, tocameybesame, elactosexual...

"Un lenguaje que desgraciadamente usan millones de niños y que no creo que tenga nada que ver con la muerte", dice Vicente Garrido, psicólogo y criminólogo, profesor de la Universidad de Valencia.

En la red se ha gestado también la venganza que incluye amenazas de muerte ("Dile al rubio ése que lo voy a apuñalar como a la niña que ha matado") y la difusión de las imágenes de los dos menores implicados, que ya ha sido denunciada por los familiares de los detenidos.

30 de octubre. Un día antes del asesinato. "Me besas y tus dedos se enredan en mi pelo. Soy tuya. Luego te apartas y me miras seriamente para hacerme prometer que no me voy a enamorar. ¡Siempre igual!...".

 El grueso de la población barcelonesa de Ripollet se volcó tras el crimen. Maores vivía con su abuela, su madre, su padrastro y su hermano Juanma en un hogar más bien marcado por las estrecheces y en un barrio poco tranquilo. En el descampado donde la asesinaron, un amigo de la familia, de unos 20 años, pide el ojo por ojo."Yo he estado en el centro de menores donde están ellos y allí están de p... madre con piscina y todo". Luce como pendiente una pistolita de oro y lleva tatuado el rostro de su hermano en varios lugares del cuerpo. El chico se suicidó hace dos años delante de la casa de su novia porque el padre de ella no permitía la relación.

Al corro se acerca también un hombre que dice ser ex policía marroquí y vive en la calle paralela a la de Maores. "Hace dos meses", cuenta, "mi compañero de piso salió a comprar tabaco y no regresó. Muerto. La Policía dice que se cayó, pero tenía golpes por toda la cabeza". Una joven en los 30, embarazada, clama venganza: "Hay que enterrarlos hasta el cuello y darles pedradas, que mueran lento...".

31 de octubre. Día del asesinato. "Hoy por la Cris, que estos días me lo estoy pasando de lujo, que nos reímos cacho. TQ Cristi.TQ Rubio".

Al filo de la medianoche, justo cuando comienza Halloween, Sergio, acompañado de su amigo Luis, se dirige a la casa de Maores. No sabe bien donde vive y toca primero el telefonillo de Cris, la mejor amiga de la chica, quien reside en su misma escalera. A Cris sus padres no la dejan salir, así que los adolescentes aporrean los telefonillos hasta que dan con el que buscan. A Maores sus amigas le han dicho que Sergio piensa pedirle que sea su novia.Quizás la intempestiva visita sea por eso, debió de pensar. Baja mal vestida con una bata y zapatillas de andar por casa. Vuelvo rápido, dice.

En su declaración, Luis, el otro detenido, se ha sacudido cualquier responsabilidad asegurando que se limitó a acompañar a Sergio y que no sabía de sus intenciones. Mientras ellos discutían tras un camión en un descampado cercano a la casa de Maores, dice, él esperó recostado en un coche. Vio como la chica intentaba huir y quiso mediar pero Sergio le amenazó. Su amigo regresó con los brazos ensangrentados. Se despidieron y se fueron cada uno a su casa. Al día siguiente, otro adolescente llamó a Sergio para contarle lo de Maores. El se echó a llorar.