El fraude ha crecido significativamente en la última década y por ello los gobiernos refuerzan sus legislaciones para tipificar en sus ordenamientos penales la última clase de delitos informáticos, financieros, lavado de activos u otros. No obstante, muchos casos sonados de fraude en diferentes partes del mundo han acontecido a nivel gubernamental, público y privado debido a la ausencia de un buen gobierno corporativo y de estructuras organizacionales funcionales que incluyan regulaciones y/o políticas, procedimientos, controles y sistemas que salvaguarden adecuadamente los activos y recursos, y que garanticen la supervisión, registro, integridad, exactitud, oportunidad, transparencia y reporte eficiente de sus actividades, transacciones y/u objetivos.

 

 Escrito Por Juan Iván Rogers Harper, FCPA, CFE, CPA
Auditor Forense, Contador Público Forense Certificado, Examinador de Fraude Certificado y Contador Público Autorizado:

 

Dicha institución de gobierno corporativo y controles adecuados es responsabilidad de la máxima autoridad de una organización (Consejo o Junta Directiva) que usualmente delegan en un Directivo o Gerente. La máxima autoridad debe supervisar esa tarea delegada, ya que no puede delegar la responsabilidad que a su vez compartirá ese Directivo o Gerente conjuntamente con su grupo o equipo de apoyo a nivel gerencial y/o de jefatura. En ausencia de un buen gobierno corporativo y controles difícilmente se pueden hacer las cosas bien, menos cuando el funcionario o trabajador se encuentra en situación de dependencia económica y/o subordinación jurídica, ya que todo queda a la iniciativa técnica, científica o empírica de aquellos que deben realizar las tareas conforme al estilo de turno.

Cuando esto ocurre estamos bajo un Fraude por Omisión que destruye gobiernos y atrasa el desarrollo, que no puede atrapar la justicia, y que hoy por hoy, ha permitido que ocurran debacles de tipos financieros, económicos, ambientales, sociales, institucionales y políticos. Costando desde miles de billones de dólares hasta pérdidas de vidas humanas, donde usualmente son encontrados como culpables aquellas personas que se encontraban en mandos medios y bajos en las jerarquías de instituciones u otros entes o terceros participantes. Si bien es cierto que también participan del hecho éstos últimos, no es menos cierto que la participación clave emana de la máxima autoridad que es la verdadera responsable del Fraude por Omisión a nivel interno. Esto debe mandar un mensaje claro que quién asume la máxima autoridad debe cumplir cabalmente con ella.

La prueba para evidenciar el Fraude por Omisión o Fraude Silencioso que no tiene fronteras, lo constituye la insuficiencia, deficiencia, debilidad, permisividad o ausencia de un buen gobierno corporativo y controles, y demás anteriormente mencionados, que de haber existido o de haber sido adecuados, hubiesen impedido las distintas debacles y tragedias. He aquí donde surge La Auditoria Forense para que a través de un Informe se pueda emitir una opinión y aportar las evidencias admisibles ante una corporación de justicia para que le sirva de elemento de juicio a valorar dentro de una investigación, proceso o litigio. Cuando el Fraude por Omisión es tan grave y sus repercusiones son de magnitudes gigantescas en cuanto a la afectación monetaria y/o pérdida de activos, imagen, recursos o vidas humanas, el mismo podría ser culposo.

La impunidad de dicho delito se debe a la insuficiencia de recursos de la justicia y al acceso a profesionales que puedan ayudar a resolver estos debacles que la sociedad mundial exige que se castiguen y desaparezcan. Leyes y regulaciones más abarcadoras, eficientes y actualizadas; capacitación y más recursos, serán factores esenciales para disuadir la ocurrencia del Fraude por Omisión. Mientras tanto allí estará el Auditor Forense, debidamente especializado y/o certificado en diferentes disciplinas para prevenir, identificar, investigar, confirmar y/o descartar el Fraude, La Corrupción y el Lavado de Activos, que representan un problema social-contable, y que constituyen un flagelo que afecta a gobiernos, instituciones, empresas, organizaciones y personas. Por ello hay necesidad de hacer cumplir y actualizar leyes, educar, investigar y combatir estas situaciones globalmente para que el Fraude por Omisión no siga pasando inadvertidamente y causando estragos costosos y dolorosos.
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Fuente: Ciminalistica.net