Martes 24 de julio de 2007
Identificación: Las posibilidades del nuevo carné
ALEXIS JÉLDREZ
Osvaldo Schaerer de la Vega, varias veces presidente de la ACTI, piensa que todavía es tiempo de utilizar mejor la cédula de identidad. Tal como está, su información no se usa para nada.
La cédula de identidad que se implementó en 2002 ha sido un importante salto adelante, pero algunos creen que pudo haber una mejor elección. Ha estado de moda el tema de los documentos de identidad. La falta de criterio de una jueza, que rechazó a los "boqueteros" porque andaban sin carné, lo llevó a la primera plana. "Y otro juez cometió otro error, aceptar como válida la declaración de un tipo que usó el carné de su hermano", recuerda el consultor Osvaldo Schaerer de la Vega. "Si se hubiera contado con una cédula de identidad con chip, se podría haber corregido fácilmente ese error".
Hace cinco años se introdujo la nueva cédula de identidad. Era un salto importante. El Registro Civil destacó, sobre todo, que ofrecía un nivel de seguridad mucho mayor.
Pero para Schaerer, "ciertos objetivos no se cumplieron". El primero responde al código de barras, ese montón de manchas que aparecen en la parte trasera del carnet, arriba. "Contiene toda la información para que puedas validar si el portador de este carné, confrontado con su huella digital, es la persona que dice ser. Esto se hace sin preguntarle a nadie, con equipos completamente autónomos. Esto fracasó porque se escogió esta forma de representación". Y las máquinas lectoras de este código de barras son muy caras.
Son las mismas manchas que reciben algunos en la factura electrónica de su celular. Allí, un inspector de Impuestos Internos puede verificar con un lector si lo que dice en las manchas es lo mismo que dice la factura.
En el caso actual, el carnet es barato y la máquina es cara. En el que pide Schaerer, el carné es caro y la máquina barata.
Es mejor con chip
La máquina le habría dicho al juez: "este carné no corresponde a la huella digital de este sujeto". Como la máquina es cara, Schaerer piensa que es muy poco probable que se masifique. La alternativa más eficiente es ir a la tarjeta con chip, en el que el carné es un poquito más caro.
Cuando va a Mendoza por el Paso Los Libertadores, a Schaerer, varias veces presidente de la ACTI (Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información) y ahora socio de la consultora PlusConsult, le da vergüenza que, mientras en el lado nuestro toda la lectura del carné chileno se hace a mano, en el lado argentino leen el carné con la máquina lectora. "Ellos vieron que nosotros habíamos hecho la inversión e hicieron la inversión marginal de adquirir las máquinas lectoras".
En el momento en que se licitó el carné de identidad, la oferta del ganador (Sonda) incluía las dos alternativas: el carné simple, el con las manchas, y el carné con chip, que es el carné digital, con toda la información metida allí.
La gracia está en lo barato del lector del chip, señala Schaerer, agregando que la masificación la dieron las tarjetas de crédito. "Hoy todos los validadores de las cajas leen el chip de las tarjetas de crédito, que es el mismo que podría ir en el carné de identidad. Si el carné tuviera un chip, yo podría llegar a cualquier parte y utilizar mi carné con una máquina lectora. Esto permite que en cualquier lugar, sin estar conectado a nada, yo meta mi carné, ponga mi huella digital y la máquina me dice: 'esta huella corresponde a este carné'".
Cuando se realizó el cambio al nuevo carné (hacia 2002), la ACTI estaba muy interesada en que se aprovechara la oportunidad para dar "el salto largo"; no sólo conseguir más seguridad, sino que además pasar a la "identidad digital", dado que la ley de firma digital ya estaba aprobada.
"Si tú eras usuario de firma digital avanzada, y contabas con un certificado digital, ése se podía almacenar también en el carné. Y el emisor del certificado digital iba a ser el Registro Civil. ¡Quién mejor para emitir un certificado digital de identidad que el Registro Civil! Tú podías ir, pedir tu carné de identidad y que te lo entregaran con chip, con certificado digital y con toda la información, en un solo acto. Y si eso te significaba algunas lucas más, ¡cuál es el problema!".
En todo caso, todavía se puede hacer el cambio.
El Servicio responde
No hay que perder de vista que el carné es un documento de identidad, recuerda enfático Guillermo Arenas, el director nacional del Servicio de Registro Civil e Identificación. "Nadie nos va a estropear la cédula de identidad y transformarla en un documento de dudosa reputación", afirma Arenas. "Si le agregamos el chip, el carné tendría que durar dos años. El país no soportaría eso".
Le preocupa especialmente a Arenas que alguien pueda capturar los datos del chip. Además, pregunta a quién pertenece la tecnología de lectura de los datos biométricos en los chips. "¿Con quién estamos haciendo el negocio? ¿A quién le estamos entregando 16 millones de chilenos? Esta discusión no es técnica".
Nada impide, en todo caso, que la nueva tecnología se incorpore en algún momento.
"Mi opinión personal es que la cédula de identidad algún día va a tener chip", explica Arenas. "¿Cuándo? Primero, cuando las tecnologías me garanticen que el chip va a durar diez años. Segundo, cuando el último de los chilenos pueda pagar esa tecnología. Tercero, cuando el mundo público y privado lo necesite masivamente, y cuarto, cuando tecnológicamente la información de los ciudadanos quede rigurosamente resguardada. En ese momento va a haber chip. Pero hoy ninguno de esos cuatro requisitos se da".
-Lo que plantea Osvaldo Schaerer es que sea opcional elegir la cédula con chip.
"Nunca más el Registro Civil va a tener una cédula de identidad a $6 mil y otra a $4 mil. Porque eso existió en Chile; y ya nunca más. Todo eso se presta para la corrupción. Es viable, pero impresentable".
Además, está claro que es mucho más caro tener dos sistemas de producción.
El cuerpo nos delata
Desde la antigua China -donde las autoridades pedían impresiones de las huellas de los dedos a los viajeros- el hombre se ha preocupado de crear el mejor sistema de identificación de los individuos.
Así nace la biometría, que usa partes del cuerpo para distinguir a una persona de otra. Tiene dos vertientes: la primera se basa en las características fisiológicas como el reconocimiento a través de la huella digital, el iris o la retina del ojo, el reconocimiento facial, la geometría de la mano y, últimamente, el patrón venoso del dedo del sujeto (ver foto).
Por otra parte, están las tecnologías biométricas que se basan en características del comportamiento humano como las entonaciones de voz, la firma y la dinámica para escribir en un teclado.
Cada una de esas tecnologías tiene distintos grados de precisión, por lo que un buen sistema debería ser una combinación de dos o más de ellas.