Maquiavelo dijo “Todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres.”
Si algo han buscado a través del tiempo la psiquiatría y la criminología son respuestas que palien la incomodidad, la angustia y la frustración que les deja, en no pocas ocasiones, el hecho de verse forzados a vincularse profesionalmente con un psicópata. En más oportunidades, tal vez más de las que les gustaría admitir, les resulta complejo poder contener la sensación de incomodidad y la indignación que les produce escucharlo relatar fríamente, sin ningún remordimiento ni culpa, las atrocidades que ha cometido, en muchas otras porque los invade la duda sobre si en verdad ese sujeto tan agradable y de apariencia inofensiva, que tienen frente a ellos, ha sido realmente capaz de haber cometido los delitos de los cuales se lo acusa y lo que es peor aún, porque muchas veces al escucharlo, la palabra psicosis ronda por sus mentes y los hace dudar respecto a la verdadera cordura del mismo o si está simulando para no ser juzgado.
Escrito por: María del Carmen Doyharzábal
Las contradictorias y numerosas formas de presentación que evidencian las personalidades psicopáticas han sumido en el desconcierto y el desacuerdo en más de una oportunidad, a los más preciados especialistas, al llegar la hora de diagnosticarlos ya que no solamente deben procurar identificar si existe un fallo en la estructura dinámica del individuo, sino también la posibilidad de la existencia de una problemática orgánica que predisponga la aparición de este trastorno.
La utilidad de la grafopatología
Y es aquí donde la propuesta de la grafología es integrarse al trabajo interdisciplinario como ciencia auxiliar, colaborando con su conocimiento y posibilidades a través del estudio del gesto gráfico.
Esto es posible porque la escritura es el acto resultante de un complejo proceso psicofisiológico que refleja la organización del Sistema Nervioso Central y los aspectos conscientes e inconscientes de la psiquis. Está asociada a la evolución intelectual del individuo y a su capacidad lingüística y , de hecho, son la evolución psicológica y la personalidad las que intervienen en la particular interpretación que hace el sujeto respecto a los estímulos internos y externos que recibe, con lo cual el modo en que éstos influyen en sus estados de ánimo incidirán consecuentemente en la realización de formas gráficas particulares, siendo el Sistema Nervioso Central el que recibe, reconoce e integra las señales del ambiente exterior y de otras partes del organismo, y el equilibrio bioquímico del cerebro el que predispone a reaccionar de maneras variables, trasmitiendo la intensidad y frecuencia del movimiento escritural conforme a sus condiciones y sus estados de excitación e inhibición, ocasionando rasgos específicos que permitirán establecer las causas que los originan.
Como resultado de estas posibilidades es que la grafopatología, como auxiliar de la psiquiatría, puede contribuir con su conocimiento, aportando datos que permitan clarificar y acotar las posibilidades dentro de la investigación de estas personalidades, ayudando a determinar la patología de personalidad, indagando en el carácter, estados anímicos, sentimientos, tendencias, conductas y motivaciones, permitiendo, a su vez, establecer la presencia de rasgos gráficos compatibles con tendencias criminales de sospechosos y / o probar las buenas cualidades de un supuesto culpable y/o precisar la forma de incidencia de agentes externos sobre el organismo, sean estos tóxicos, químicos, psicotrópicos o alienantes, entre otras posibilidades.
¿Qué es la psicopatía?
La psiquiatría ha estudiado la personalidad psicopática a través del tiempo, asignándole diferentes nominaciones tales como locura moral, sociopatía, personalidad amoral, personalidad psicopática, antisocial, asocial, disocial, dándole algunos un significado equivalente a la hora de diagnosticarlos, mas en la práctica real vemos que no es así.
Tan así están las cosas que en la diferencia diagnóstica entre psicopatía y sociopatía, por ejemplo, existe una fuerte controversia entre las escuelas europeas que les otorgan identidades diferentes y las escuelas americanas quienes aseguran que son una misma identidad.
Y tal vez ambos tengan razón, ya que, como veremos más adelante, si bien los comportamientos son semejantes, las reacciones emocionales y las motivaciones, difieren en uno y otro.
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) define la personalidad psicopática o al psicópata como “una persona cuya conducta es predominantemente amoral y antisocial que se caracteriza por sus acciones impulsivas e irresponsables, encaminadas a satisfacer sus intereses inmediatos y narcisistas, sin importar las consecuencias sociales, sin demostrar culpa ni ansiedad”.
Sin embargo hemos dicho que para otros, psicopatía no es sinónimo de asocial. De acuerdo a Otto Kernberg podemos leer que se debe diferenciar la conducta antisocial de la estructura de personalidad antisocial y que también se debe diferenciar la conducta antisocial de la de criminalidad, y que trastorno antisocial no es sinónimo de comportamiento delictivo.
Podemos observar que la confusión que existe respecto a cuál es el término más adecuado para denominar a esta estructura se debe en parte a que algunos lo clasifican de acuerdo a la conducta y el daño que causan a la sociedad, de ahí los conceptos de sociopatía o trastorno antisocial de la personalidad, mientras que otros dan mayor importancia a la personalidad, o sea a las características del sujeto partiendo de esto el concepto de psicópata.
Esto nos podría llevar a pensar entonces que nos enfrentamos a la misma característica de sujeto, sólo que con diferente nombre.
Qué simple sería entonces detectarlos, bastaría con un simple listado y aquel que lo complete, ¡voila, he aquí un psicópata! Mas,…no es así, porque de lo contrario se terminaría hallando psicópatas hasta por debajo de las alfombras...y sin embargo, no son tantos.
La pregunta es entonces, ¿Cuáles son las características que nos permiten diferenciar a unos de otros?
Bien, para eso debemos saber en primer lugar qué marca la diferencia, cuáles son sus características particulares, qué es lo que existe y de esa manera sabremos entonces qué es lo que hemos hallado.
Comencemos entonces por aclarar qué significa la palabra psicópata.
Etimológicamente proviene del griego Psiquis que significa alma y Patos que es dolencia, podríamos decir entonces que el significado es dolencia del alma.
Entonces nos preguntamos, ¿significa esto que la psicopatía es una enfermedad al igual que la psicosis?
Y la respuesta es no. Porque de la misma manera en que las personalidades normales se evidencian diferentes rasgos y en las personalidades anormales algunos de éstos se agudizan, en la personalidad psicopática lo que se evidencia es una exacerbación de esta anormalidad.
Algunos enfoques
Para comprender mejor algunas de estas características veremos entonces algunos de los diferentes enfoques que presenta la psiquiatría respecto a la personalidad psicopática.
Hemos dicho que la APA se inclina por los trastornos sociopáticos de la personalidad, o sea la cronicidad de las reacciones antisociales y la inmadurez emocional. Concepto que difiere respecto al significado que le otorgan a la personalidad psicopática otros autores.
Ya en 1904, Kraepelín había clasificado en 7 las personalidades psicopáticas, diferenciándolas de acuerdo al rasgo predominante en: el tipo antisocial, el excéntrico, el impulsivo, el pendenciero, el inestable, el excitable, el tramposo y el mentiroso. Kurt Schneider en 1923, rechaza en principio y por completo el hecho de que la psicopatía fuese una enfermedad.
De acuerdo a su concepto no son enfermos sino anormales en el sentido estadístico del término y propone una clasificación en cuanto a la afectividad psicopática, asegurando que en realidad eran muy pocos los tipos puros, pero que sí eran fácilmente reconocibles y que en general existía un subconjunto de personalidades anormales que se caracterizaban por “que sufren por causa de su anormalidad o por cuya anormalidad sufre la sociedad”.
Para el criterio de Schneider, ya entonces quedaba claro que no todos los psicópatas eran necesariamente antisociales y los clasifico de acuerdo a su afectividad psicopática, aclarando que si bien podía resultar útil en la clínica para orientar respecto a una selección, por su subjetividad no era conveniente que fuese utilizada para diagnosticar.
Si bien hoy en día esta clasificación carece de valor constitucional, no por ello deja de tener un valor por su forma de describir acertadamente los diferentes tipos de actividad alterada a través de sus rasgos más sobresalientes.
Efectuó una división entre:
Psicópata hipertímico: Caracterizado por ser optimista, activo tendiendo a la excitación, muy sociable, con afán de notoriedad, gran confianza en sí mismo, una autoestima exagerada y falta de autocrítica. Proclive al alcoholismo. Los delitos que puede llegar a cometer son todos aquellos que indiquen pendencias, estafas e injurias.
Psicópata depresivo: De trato complicado, quejoso, anhedónico, melancólico, no le encuentra sentido a la vida, tiene una marcada actitud pesimista frente a ésta. Amargado o malhumorado, con fuertes características de egoísmo y frialdad. Tendientes al alcoholismo y al uso de estupefacientes. Difícilmente delinquen.
Psicópata necesitado de notoriedad o estima: Seductores y vanidosos, necesitan erigirse como el centro del mundo. Necesitan llamar la atención de cualquier modo. Proclives a los comportamientos histéricos. Delinquen a través del engaño o el ardid.
Psicópata inseguro: Evidencia un fuerte sentido de insuficiencia, dificultades de rendimiento, en sus relaciones con los otros y consigo mismo. Si bien no es frecuente, si delinquen sus delitos tienen características violentas como producto de descargas afectivas.
Psicópata lábil de humor: Sus estados anímicos son imprevistos y altamente variables, oscilan repentinamente entre la excitación por irritabilidad y la depresión. Tienden a las fugas y a beber en exceso. En el transcurso de las crisis puede delinquir por impulso o afecto, tendiendo a la piromanía, la cleptomanía entre otros.
Psicópata explosivo: Marcadamente colérico e irritable, responde con excesiva violencia ante situaciones de la menor envergadura, sin poder controlar sus sentimientos. Delinque con agresividad por afecto y por resistencia a la autoridad.
Psicópata carente de afectividad o desalmado: De baja afectividad, frío, carente de ética y de consciencia moral, de acciones brutales, falto de compasión, de arrepentimiento o de vergüenza. Delinque contra la propiedad, puede ser homicida y cometer delitos de orden sexual. Es la figura que generalmente identificamos con el psicópata.
Psicópata abúlico: Que posee un sistema de valores, se deja seducir ante determinadas situaciones delinquiendo inducidos por otros. Generalmente comete delitos de poca entidad, no planeados y tiende a ser fácilmente descubierto.
Psicópata asténico: Psicológica y físicamente insuficiente. Tiende a las somatizaciones y la hipocondría. Delinque generalmente para conseguir estupefacientes.
Psicópata fanático: Activo y emprendedor que actúa enceguecido por sus ideas sobrevaloradas. Corresponde a los creadores o seguidores de sectas. Delinquen solamente por motivos religiosos.
Queda claro entonces que para la concepción de Schneider, la conducta antisocial no define por sí sola este trastorno, sino que es un síntoma del mismo.
H. Cleckley, en 1941 elabora un perfil del psicópata, estableciendo 16 criterios para diagnosticar la psicopatía, y si bien aclara que no es necesario que se cumplan todos ellos, sí dice que es indispensable que se presenten la mayoría.
Estos son:
1) Encanto superficial y notable inteligencia.
2) Ausencia de alucinaciones, delirios y de otros signos de pensamiento irracional.
3) Ausencia de nerviosismo y de otros signos de característica neurótica.
4) Poca fiabilidad.
5) Mentiroso e insincero.
6) Carencia de remordimientos o de vergüenza.
7) Conducta antisocial inadecuadamente motivada y sin remordimiento.
8) Razonamiento insuficiente y problemas para aprender de la experiencia.
9) Egocentrismo patológico e incapacidad para el afecto.
10) Pobreza general de reacciones afectivas.
11) Incapacidad para la empatía.
12) Falta de respuesta en las relaciones personales.
13) Conducta fantasiosa.
14) Amenazas de suicidio que difícilmente cumplen.
15) Vida sexual impersonal.
16) Problemas para seguir un plan de vida.
Podemos observar aquí que Cleckley, lo determina como impulsivo pero en ningún momento dice que el psicópata deba ser necesariamente una personalidad agresiva. Y esto se debe a que la mayoría de ellos no tienden a ser violentos u hostiles, salvo si no obtiene lo que desea.
Es importante entonces destacar aquí las variables que pueden presentarse en los psicópatas respecto a la agresión y la violencia de cada uno de ellos.
Blackburn consideró cuatro subtipologías de psicópatas:
Psicópatas primarios: que presentan un bajo nivel de ansiedad, son extravertidos, seguros de sí mismos, impulsivos, agresivos y encuadran dentro de los narcisistas, histriónicos y antisociales. Esta personalidad es más coercitiva, dominante y gregaria, es activa y busca el control.
Psicópatas secundarios: ansiosos y aislados socialmente, con baja autoestima, impulsivos, agresivos, hostiles y malhumorados. Encuadran más dentro de los antisociales, evitativos, esquizoides, dependientes y paranoides. Son coercitivos, pero a su vez mas aislados y sometidos, con menores posibilidades de ser activos, tendiendo a tener mayores conflictos con terceros.
Psicópatas controlados: no ansiosos, sociables, defensivos y controlados. Son los que demuestran menores trastornos de la personalidad.
Psicópatas inhibidos: Moderadamente ansiosos, aislados, controlados y tímidos. Encuadran dentro de los esquizoides, esquizotípicos, pasivo-agresivos con menores indicadores de antisocialidad.
Podemos observar que todos ellos se caracterizan por la inflexibilidad, y el mayor o menor grado de dificultad en las relaciones sociales que no pueden implementar sin conflictos, pudiendo presentar mayor o menor agresividad.
Esto nos conduce entonces a la explicación ofrecida por T. Millon respecto a la agresión, que puede presentarse o no en estas personalidades, y que explica diciendo que forma parte de la creencia personal de determinados psicópatas el hecho de que el otro tiene la intención expresa de humillarlo y explotarlo por lo cual reacciona anticipadamente con un contraataque preventivo.
Millon desarrolla entonces 10 subtipologias a través de las cuales ofrece una mayor claridad en la descripción de las diferentes características psicopáticas, aclarando que a pesar de las diferencias que se presentan entre unos y otros siempre predominan, en todas, algunos elementos en común como ser el profundo desprecio por las necesidades de los otros y el exacerbado egocentrismo.
Millon, divide entonces a los psicópatas en:
El psicópata carente de principios: que se presenta generalmente asociado a las personalidades narcisistas y que puede mantenerse, muchas veces, dentro de los límites de lo legal, si bien mantiene un estilo social fraudulento, exhibiendo altaneramente un autovalimiento y siendo absolutamente indiferente al bienestar de los demás.
Espera el reconocimiento de los otros pero no lo ofrece recíprocamente.
Satisface sus deseos de venganza humillando a los demás, conduciéndose como si fuese su único fin en la vida el explotar a los otros para obtener un beneficio personal.
Su conciencia moral deficiente le permite violar las reglas, no respetar los derechos de los otros y realizar acciones que ponen en riesgo la integridad personal.
No experimenta temor ante las amenazas o riesgos punitivos presentando generalmente un deseo brusco de correr riesgos.
Su irresponsabilidad y su falta de logros los justifica por medio de mentiras y una fantasía expansiva. Miente sin escrúpulos y se muestra totalmente indiferente si es descubierto.
Desleal, inescrupuloso, amoral y falaz no se siente afectado por su carencia superyoica.
Su malicia puede muchas veces generarle dificultades familiares y personales e incluso complicaciones legales.
Su falta de sentimientos de culpa y su poca conciencia moral hace que disfrute el estafar al otro a través de su capacidad de seducción.
Con un aire inocente, gran encanto y locuacidad puede engañar fácilmente influyendo sobre los otros ocultando sus intensiones con amabilidad y cortesía, si bien algunos de ellos pueden mostrar cierta imagen de fuerza fría, arrogancia y temeraridad, simplemente para mostrar su coraje.
El castigo no lo desalienta, sino que parece estimularlo.
Su meta final es el estafar a los demás.
El psicópata solapado: Que se incluye entre las personalidades histriónicas y su característica principal es la falsedad.
Se presenta aparentemente como amistoso y sociable buscando atención y excitación, siendo generalmente seductor aunque es impulsivo, resentido, malhumorado y poco confiable con los miembros de su familia y los allegados.
Superficial y fluctuante en sus relaciones tiende a los impulsos irreflexivos y a emitir comentarios llenos de causticidad.
Con un comportamiento inmaduro, es irresponsable e incumplidor, está en una búsqueda permanente de sensaciones por lo cual sus entusiasmos son de corta duración.
Se gratifica a través de la excitación y tensión que provoca en los otros, disfrutando del juego de la seducción.
Astuto, intrigante, insincero, falso y calculador conspira e inventa ocultando su temor de ser visto como débil o indeciso.
Cuando es confrontado o presionado se apabulla y reacciona vengativamente.
Se conduce a través de la negación, llegando incluso a no admitir la existencia de problemas personales o familiares.
Racionaliza sus dificultades interpersonales y proyecta las culpas sobre los otros.
La necesidad de ser aprobado lo lleva permanemente a manipular.
Es falso y calculador con las personas que aparenta proteger y que juzga de su posesión personal.
Considera que nadie puede amarlo o cuidarlo a menos que los manipule.
Actuando en forma premeditada e insinceramente, hace lo que considera necesario para obtener de los demás lo que desea.
No puede considerar que la entrega de los otros sea incondicional, sino que cree que es producto de su permanente estilo intrigante y falso.
Piensa que sus intrigas son bien intencionadas y apreciadas por lo cual se autoconvence de que sus intenciones son buenas.
Es tan falso consigo mismo como con los demás y lo único que le importa son sus propios intereses.
Su aparente agradabilidad es superficial y muy precaria, por lo que en cualquier momento puede mostrar un marcado desprecio hacia quienes presionen en sus puntos débiles y si bien rara vez pierde el control, si lo hace es a través de expresiones de cólera.
El psicópata tomador de riesgos: Es la mezcla entre las características de la personalidad antisocial y la histriónica.
Se involucra en situaciones riesgosas por el solo hecho de sentirse vivo.
A diferencia de otros psicópatas no lo motiva la venganza y el tomar ventajas sino que busca la excitación y estimularse, tendiendo la mayoría a responder a través de impulsos y en forma irreflexiva.
Actúa temerariamente, siendo insensible ante aquellas situaciones en que personas normales se sentirían en peligro o temerían, no pudiendo medir las consecuencias físicas de sus actos. Tiende a correr riesgos sin sentido, sin ser necesariamente valientes.
Carente de autodisciplina, incapacitado para autoabastecer sus propias necesidades de autonomía e independencia, se siente inseguro de poder llenar en el mundo real su sentimiento de vacío,
Lo que lo convierte en un psicópata es la irresponsabilidad de sus acciones, su despreocupación por las consecuencias que pueda provocar a terceros y su falta de solidez y seriedad.
El psicópata codicioso: Persigue el engrandecimiento buscando permanentemente compensarse por aquello que considera que la vida no le ha dado y que merecía. Lo motiva la necesidad de retribución ya que siente que otros han recibido y tenido mayores oportunidades en la vida que él.
Compensa el vacío de su vida cometiendo robos o destruyendo, dejando de lado las reglas sociales.
Racionaliza sus actos pensando que lo que hace es restaurar un equilibrio alterado.
En aquellos casos donde solamente se siente resentido, puede llegar a controlar conscientemente sus actos y estos se remiten entonces a pequeñas trasgresiones y adquisiciones.
Pero existen otros dentro de este grupo, cuyas características están mucho más acentuadas y sólo los satisface usurpar los bienes y logros ajenos. Su rapacidad lo leva a considerar a los demás simples piezas de sus juegos de poder, teniendo una marcada desconsideración y ninguna o casi ninguna culpa de las consecuencias de sus acciones.
Siente que jamás ha obtenido lo bastante, no importa lo que halla logrado y persiste en un sentimiento de celos y envidia, por lo cual nunca está satisfecho, siendo codicioso y agresivo.
Con una personalidad excesivamente autoindulgente y egocéntrica, está incapacitado para compartir por temor a ser nuevamente despojado de lo que considera le fue arrebatado en su infancia. Su convencimiento de que seguirá siendo despojado lo lleva a no tener ninguna consideración por aquellos a los que estafa o explota.
Si bien puede ser un empresario exitoso, siempre abusara de los demás ya que los considera simples objetos que deben ser utilizados para satisfacerlo en lo que desea.
Como su placer no se basa en tener, sino en tomar lo de los otros, nunca está satisfecho sin importar el éxito que obtenga en la vida, lo que lo conduce a vivir con una permanente sensación de vacío y desolación.
Su motivación es apropiarse de lo que pertenece a otros a través de una explotación activa que manifiesta con codicia.
Psicópata débil: Es una personalidad vinculada a las evitativo – dependientes.
Cuando siente miedo puede ser violento precisamente para demostrar que no lo tiene.
Su máscara temible, esconde a un ser marcadamente inseguro, irresoluto e incluso cobarde, que ante las situaciones en donde siente temor o peligro contradictoriamente agrede a sus supuestos perseguidores, que en su fantasía son siempre enemigos agresivos, sádicos y poderosos, para demostrarles precisamente que él no permite ser presionado, amenazado, que no siente angustiado y que no es débil.
Si bien el ser agresivo no lo gratifica particularmente, al sentir pánico realiza actos violentos como acto contrafóbico y por ello es visto por los demás como seguro y confiado en sí mismo.
Se adhiere a la teoría del “que pega primero pega dos veces”, considerando con ello que se anticipa a sus supuestos contrarios.
Muchas veces se encuentran en grupos de tipo paramilitares o militares y muchas veces actúan como brazos ejecutores de estructuras totalitarias de poder como fueron históricamente los inquisidores medioevales, los esclavistas o los camisas pardas nazis.
Psicópata explosivo: Su característica es la hostilidad que surge en forma súbita e inesperada y algunas de sus actuaciones son semejantes a las del bordeline sádico.
Sus explosiones de furia sin control hacia otros se manifiestan sin posibilidad de que sean previstas, ni contenidas, siendo el blanco frecuente de éstas los propios miembros de su familia.
Ante toda situación que le provoque miedo o frustración reacciona en forma inmediata y violenta a través de golpes o insultos, pudiéndolo hacer aun sin ninguna provocación y generando en los otros una posición de sumisión pasiva y silenciosa.
Esta pérdida del control es una venganza que sirve como descarga a los sentimientos de humillación y degradación que lo invaden, como producto de los malos tratos y desprecios que considera que ha recibido.
Cuando estalla, los recuerdos y emociones negativos del pasado emergen en forma desenfrenada dejando aflorar sus más profundos resentimientos.
Generalmente establece relaciones con ciertas personas que simbólicamente le recuerdan sus profundos sentimientos de fracaso y que juegan de detonantes de toda su frustración.
Más que reaccionar contra la realidad embiste contra los símbolos que representa.
Psicópata áspero: Esta personalidad es hostil y oposicionista, Es intransigente, querellante, amargado, irónico y discutidor presentando muchas características en común con los denominados trastornos negativistas y paranoides de la personalidad.
Sus reacciones son directas y se basan en rechazar a través de la confrontación o el pleito. Para él toda situación es una buena oportunidad para manifestar su irritabilidad o iniciar un litigio.
Siente un gran placer al contradecir a los demás, siendo intencionalmente áspero y oposicionista.
Vive en medio de una discordia permanente, reaccionando ante insignificancias y sin importarle, ni sentir remordimiento alguno por los problemas que puede ocasionarle a los otros o a sus familiares.
Siente satisfacción en humillar y frustrar a sus oponentes ubicándoles en lo que él considera “ponerlos en su lugar”.
Justifica sus acciones considerando que son la respuesta a la supuesta agresión del otro y ante la oposición sobre todo de los que considera inferiores se queja de su falta de consideración y maltrato.
Psicópata malévolo: Sus características son semejantes a la de los sádicos o /o paranoides, si bien tiene muy en claro cuáles son los límites de sus propios intereses y nunca pierde la consciencia de sus propias acciones, actúa a través de impulsos destructivos desafiando todo lo establecido como regla por la sociedad.
Malévolo y hostil, actúa por resentimiento, siendo busca pleitos y presentando la tendencia a patear a los que desea destruir o a los que determina como el chivo expiatorio de sus necesidades de venganza.
Sospecha siempre de los actos afectivos de los otros, pensando que pretenden engañarlo para dañarlo. Su crueldad es el deseo de vengarse de sus reales o fantaseados maltratos sufridos durante su infancia.
Vive en la sospecha de que las buenas intenciones de los demás encubren la intención expresa de engañarlo y causarle daño, por lo cual generalmente está predispuesto a anticiparse al engaño del otro y así vengarse.
Es frío y cruel, si tiene una posición de poder es brutal y enfrentado con el fracaso se ve reforzada su necesidad de dominar y controlar. En el caso de fracasar, la frustración se convierte en resentimiento y furia pudiendo entonces actuar brutamente o vengándose furtivamente.
No siente culpas ni remordimientos ante sus actos brutales, sino que se presenta con arrogancia.
Disfruta amenazando y obligando a los demás a acobardarse.
Combativo y muchas veces temerario, siempre está dispuesto a presionar y a llevar las cosas tan lejos como sea necesario para lograr que los otros hagan lo que desea.
Tiene una absoluta consciencia de sus acciones y distingue perfectamente lo que es correcto y lo que no, pudiendo comprender perfectamente lo que es el remordimiento y la culpa aunque no los experimente.
Los castigos penales no lo hacen desistir de sus propósitos sino que incrementan su deseo de retribución. Muchas veces enfrenta a la justicia por el sólo hecho de demostrar su valor.
Dentro de este perfil, se encuentran muchos asesinos y asesinos seriales.
Psicópata tiránico: Es una de las personalidades psicopáticas más crueles y amenazantes, siendo que él corresponde en muchas de sus particularidades al que se reconoce como psicópata clásico, presentando particularidades de diferentes trastornos de la personalidad entre ellos el sádico de DSM III y el negativista del DSM IV.
Es intimidador, acusatorio, abusivo y destructivo, llegando a ser cruelmente agresivo en forma física, si bien algunos pueden limitarse a la dureza de las críticas.
La resistencia o la debilidad del otro lo estimula a incrementar su ataque, sintiendo un particular placer al someterlo.
Utiliza la violencia para aterrorizar e intimidar y su comportamiento se debe a que teme que otros reconozcan su inseguridad interna y su baja autoestima. Es para compensar esto que intimida a los otros con su poder físico y su vengatividad brutal.
Calculador y frío selecciona sus víctimas entre los que considera quedarán intimidados y sometidos por su violencia y disfruta ver el sufrimiento que les provoca.
Lo que lo caracteriza es su deseo y disposición a ser absolutamente inmisericorde e inhumano.
Psicópata maligno: Posee características que se vinculan frecuentemente con las de la personalidad paranoide, siendo una variante estructural del patrón psicopático.
Se orienta hacia un poder autocrático, basado en la desconfianza, la envidia y el resentimiento, existiendo en él la necesidad de vengar sus males pasados por medio de astutas venganzas.
Lo impulsa la necesidad de infringir a otros los castigos y el dolor que ha sufrido en su infancia.
El contenido de sus fantasías persecutorias es el miedo a someterse a la autoridad y de verse obligado a volverse débil, suplicante.
Como la diferencia entre el real adversario y la hostilidad fantaseada es muy sutil, su creencia de la persecución es para él muy real. Muchas veces sus fantasías persecutorias se vuelven de grandeza aunque nunca con las plenas características de un paranoide.
Generalmente tiende a pensar que la mala voluntad de otros no es casual, sino que está expresamente realizada para ofenderlo, intimidarlo y minar su autoestima.
Lo más importante en esta personalidad es la necesidad que tiene de sentirse independiente y poder conservar su idea de autovalor.
Su brutalidad y arrogancia es generalmente de tipo defensiva y muchas veces busca retribuirse no tanto por la acción, como por la fantasía, viviendo en una permanente rumiación de su destino, aislado y resentido.
Evitación de la responsabilidad
Bien, hasta ahora hemos hablado de las diferentes grados de agresión, necesidades que los impulsan y conductas. Hemos podido comprobar que si bien tiene en claro las reglas sociales, a pesar de todo las trasgrede. ¿Significa esto que el psicópata no tiene ley? No, no es así.
El psicópata se maneja con sus propios códigos, tiene su propia ley interior y creencias y cierto desprecio por las normativas en general. Esto hace que para él el sentido del deber sea diferente que para el resto de las personas.
Es a través de estos códigos propios que el psicópata tiene una conducta hacia la sociedad y otra hacia sí mismo, y es por esta misma razón que solamente se siente responsable y culpable, en tanto y en cuanto respete o no sus propios códigos y no los de los otros.
Es como si sufriese un trastorno de la comunicación donde ve, siente y escucha, pero decodifica mal y al volver a codificar lo hace en forma anormal descalificando los valores aceptados por todos.
Por eso es que, tal como hemos observado, ninguno de ellos se considera culpable de sus actos, ya que esta creación de códigos propios es lo que les permite sentirse “inocentes” y colocar la culpa siempre del lado del otro.
La cosificación – la manipulación
Si algo predomina en todos ellos es su falta de remordimiento, y esto es posible a través de lo que el doctor Marietán nombra como cosificación del otro.
Es a través de esta cosificación que el psicópata le quita al otro su rango de igual, su valoración de persona en sí y lo convierte en su mente en una cosa.
Esta eliminación de rango que hace de la persona al convertirlo en cosa, lo descalifica como persona, lo vuelve manipulable, puede ser destruido y ser utilizado para su propio beneficio, es decir puede hacer con esa “cosa” lo que desea.
La seducción
Esto explica muchas de las actuaciones del psicópata, pero lo que esto no nos deja en claro es por qué el otro se deja manipular.
Esto se debe a que el psicópata capta desde un primer momento las necesidades irracionales del otro, lo seduce y luego lo engaña. Siendo esto por ejemplo lo que ocurre con el estafado, donde el psicópata trabaja con la ambición del otro, lo seduce, le ofrece lo que es difícil de adquirir en situaciones normales y luego, por supuesto, lo engaña.
Vemos que esta actuación difiere en mucho de la coacción donde se utiliza el temor desde la palabra o la fuerza física para obtener algo.
Esto nos conduce entonces a otras de las características de muchos psicópatas, que es la seducción y que es esa habilidad que posee para captar las necesidades del otro, siendo a través de ésta que el psicópata lleva al otro a su círculo psicopático.
Esta capacidad de seducción es lo que le permite no sólo estafar o engañar, sino sostener un partener neurótico a través de las relaciones perversas haciéndose instrumento del goce del otro.
Hace que el otro sienta que le es necesario, pero que él le es mucho más necesario al otro, generándose entonces un circuito mutuo de suplir necesidades. Como el psicópata es inteligente y manipulador, al otro le resulta difícil resistirse y es por esto que el relacionarse con un psicópata se convierte en un viaje de ida con un retorno complejo.
Las defensas
La actitud del psicópata es una reacción reactiva como defensa hacia el mundo que lo rodea. Vive refugiándose en una coraza de la que no puede salir pues se fracturaría.
De acuerdo al Dr. Francisco Gutiérrez, director del Centro de Intervención en Crisis, “Muchos de ellos provienen de ambientes disfuncionales, como modelos violentos, donde hay ausencia de figuras parentales, lo que les hace crear una coraza y no involucrarse afectivamente con nadie”.
Si consideramos el superyo como el padre internalizado y como un código de normas éticas necesario para la adaptación social, podremos comprender entonces fácilmente porqué el psicópata carece de sentimientos de culpa y persiste en la tendencia infantil de la gratificación inmediata, conservando de por vida una forma de pensamiento primario.
Es por este motivo que esta personalidad muestra rasgos de primitivismo que es compatible con las mentalidades infantiles y salvajes, a pesar de ser inteligente.
Bajo estas condiciones, la escritura puede presentar rasgos filiformes como indicadores del instinto de conservación, forma que, en este caso, pierde su interpretación de adaptación y adquiere la de reacción primitiva que puede volverse patológica.
Durante el transcurso de su evolución todo sujeto normal se vincula a través de los mecanismos de proyección e introyección que le permiten desarrollar una representación interior valorativa de sí mismo y de los que lo rodean, es decir se valora como bueno, malo o confuso.
La utilización de estos y otros mecanismos pueden ser más o menos intensos durante la infancia, pero a medida que el sujeto evoluciona se van amortiguando. Sin embargo el psicópata continúa con ellos y en su actuación interpersonal proyecta depositando sus fantasías inconscientes en las personas para hacerlas actuar por medio de sus propias actuaciones.
De ahí que su actuación tanto puede desembocar en una agresión destructiva hacia los otros o hacer que los otros se destruyan o pueda ocasionar con indiferencia su propia destrucción o la de los otros, siendo esta indiferencia en la agresión la que los hace ser denominados como fríos, amorales o crueles a pesar de que muchos de ellos parezcan en un principio cordiales y encantadores.
De una manera u otra el psicópata manipulará, hará uso de sus relaciones vinculares para favorecerse, sin importarle el perjuicio que pueda ocasionarle al otro.
Veremos ahora algunos de los mecanismos de defensa más utilizados por los psicópatas.
El acting out o paso al acto, presente en la gran mayoría de ellos, está condicionado por un desequilibrio emocional y volitivo manifestado a través de la impulsividad que identificamos a través de una escritura rápida, desigual, lanzada, desproporcionada con finales largos, barras de letras t masivas o aceradas, movimientos centrífugos, dentro de un contexto de inclinación que muchas veces puede ser dextrógira.
En aquellas circunstancias en que el comportamiento impulsivo se produce a través de marcada agresión hacia los otros, la escritura la evidenciaremos como ascendente, el coligamento será anguloso, la inclinación dextrógira y rígida, presentando una presión dura con apoyos que tenderán a ser en maza, acompañado de finales ascendentes y en diagonal.
La racionalización utilizada como defensa implementada en sus actos y a través de la cual procura restaurar un equilibrio que para él está alterado, le permite darse una explicación convincente y aceptable a través de la cual encubre las verdaderas motivaciones que rigen sus pensamientos y acciones. En este caso la escritura puede presentarse como confusa, ilegible, desordenada, sobrealzada y con trazos filiformes, y que de acuerdo a otras características de su personalidad puede evidenciarse como muy estilizada o muy rebuscada.
La proyección que implementa contribuye a aliviar la angustia que ningún psicópata puede aceptar o soportar por mucho tiempo, y que le proporciona la posibilidad de expresar sus verdaderos sentimientos maliciosos proyectándolos sobre los otros y justificando así sus actos. En este caso sus mayúsculas serán grandes, se evidenciará una alternancia de la presión horizontal y vertical que puede presentarse en forma brusca, aparecerán los sobrealzados y las polaridades gráficas como, por ejemplo, una velocidad aparentemente lenta o pausada con lanzados.
El desplazamiento, le permite recanalizar la energía de un objeto a otro y a través de éste puede dirigir y proyectar su hostilidad hacia personas sustitutas. La presión se evidenciará con un predominio horizontal, la escritura tenderá a los movimientos filiformes y los óvalos se presentarán más aplanados.
Estos son sólo algunos de los mecanismos utilizados y a través de los cuales el psicópata libera a su Yo de las tensiones permitiéndole mantener la autoestima y dándole la posibilidad de la satisfacción buscada.
Defensa aloplástica – la falta de culpa
Hemos observado también que el psicópata posee una baja tolerancia al fracaso y a la frustración.
A una persona normal el fracaso generalmente le provoca culpa, rabia y frustración, sin embargo le deja una enseñanza.
En cambio el psicópata no hace ese razonamiento, utiliza lo que el Dr. Marietán sitúa como defensa aloplástica, es decir que sitúa la responsabilidad del lado del otro. Por eso nunca considera que fracasó sino que los otros lo hicieron fracasar. De ahí surge también el hecho de que jamás se considere culpable de nada y mucho menos responsable de las consecuencias de sus acciones.
Al poseer escalas de valores diferentes, no se siente responsable y cómo ve al otro como una cosa y no como persona no se compromete emocionalmente. Esto les permite causar daño y ser inmisericordiosos a muchos de ellos, sin que muestren la más mínima consideración o lástima por el otro.
Incapacidad para aprender por medio de la experiencia
Es egosintónico con su accionar, por eso, si para él una cosa es correcta y algo sale mal la culpa es del otro y no de él. Como consecuencia de esta defensa aloplástica es que muchos de ellos no aprenden de sus errores y vuelven a intentarlo nuevamente, cometiendo siempre las mismas equivocaciones y de la misma manera, sólo que con personas diferentes. Esto es lo que permite establecer patrones de conducta en los criminales seriales.
Una mirada por debajo de la máscara
A diferencia de lo que el cine muchas veces nos muestra, no todos los psicópatas cometen crímenes, y es posible incluso que jamás lo cometan.
Muchos de ellos son padres, madres, profesionales, políticos o empresarios. Esto no significa que a través de la máscara que los encubre, la mayoría de ellos se oculten de tal modo que, en más de una ocasión, puedan pasar desapercibidos para aquellos que no tengan un estrecho contacto con ellos.
No siendo así para sus familiares, parejas o amistades más cercanas a quienes no reportan otra cosa más que sufrimiento.
Veamos entonces algunos de los posibles signos gráficos que pueden presentar todos ellos en su escritura y qué es lo que puede existir verdaderamente por debajo de la máscara.
1. Los movimientos con excesivas curvas indicarán un relajamiento del pensamiento.
2. Los excesos de concavidades hacia la izquierda serán la tendencia a la repulsión y el rechazo.
3. Los movimientos centrípetos, señalarán que el Yo del sujeto es su único centro de interés, motivo que lo lleva a buscar satisfacer sus instintos y sus necesidades subordinando bajo ellos a los demás, sin importarle el perjuicio que pueda ocasionarles. Siendo a mayor intensidad del enrollamiento mayor la intensidad de acto.
4. Una presión deficiente, con velocidad retardada pierde sinceridad.
5. Una presión excesiva con una velocidad que se incrementa es agresividad descontrolada.
6. La distribución clara y el mayor dominio de los movimientos impulsivos, serán los indicadores de la mayor consciencia que tiene el sujeto de sus actos. Mientras que el predominio de los movimientos de impulso señalará la dificultad para actuar de acuerdo a su propio entendimiento y que las pulsiones instintivas infieren y determinan en su forma de actuación.
7. Los choques entre zonas, de acuerdo a la frecuencia con que se evidencien, serán indicadores del mayor o menor grado de las perturbaciones en la pulsión, que pueden evidenciarse en las personalidades asociales.
8. Las excesivas prolongaciones y acentuación de la zona inferior y los ángulos, confirmarán las anomalías de los impulsos.
9. La tensión excesiva en un ambiente grafico con signos de descontrol, denotará una personalidad atropelladora que no respeta los derechos ni las propiedades de los otros actuando en forma anárquica y abusiva, y en donde la intensidad de la presión en zonas finales y movimientos de flexión indicarán de acuerdo al grado de intensidad que presenten, la explosividad y la brutalidad que puede implementar en el acto.
10. La escritura compacta, indicará el placer en retener al objeto para atormentarlo moralmente, dominarlo, encerrarlo o restringirle la libertad de cualquier manera y la posición resistente y desconfiada.
11. El estrechamiento entre líneas indicará la deficiente autocrítica y la falta de exactitud para enjuiciar a los otros.
12. Las desigualdades de espacio entre líneas y entre palabras, denotarán las alteraciones de índole emocional que presenta para contactarse en forma lógica y normal con el objeto y la imposibilidad de valorarlo en su verdadera dimensión.
13. Las desigualdades de la presión, señalarán las deficiencias para regular las actuaciones por medio de los mecanismos defensivos, generando conductas violentas por la acumulación de odio y deseos de venganza contra todas aquellas personas que en forma real o fantaseada considera que pretenden o lo han humillado, engañado o perjudicado. Tendiendo siempre a ser la reacción que manifestará totalmente desproporcionada a la causa motivante.
14. La escritura ancha, desordenada, movida con inflamientos denotará una expansión excesiva, carente de control y excesiva audacia.
15. Los acerados, señalarán el deficiente dominio de sí mismo, la tendencia a los arrebatos coléricos, el predominio de las reacciones agresivas frente a la frustración, los obstáculos o las contrariedades, la exigencia de lo inmediato y la no tolerancia que tanto puede desencadenarse a través de lo verbal o lo motor. Siendo de acuerdo a la intensidad, agudeza y frecuencia del impulso del signo la intensidad y calidad de la agresividad desencadenada.
16. Los acerados, acompañados de una escritura muy dextrógira, sobrealzada, impulsada, descendente, ángulos y estrechamientos, denotarán el odio y la hostilidad que lo conduce a desear y provocar la muerte del que considera su enemigo.
17. La escritura regresiva, con movimientos angulosos, evidenciará la primacía de sus propias necesidades e intereses sin importar los demás y las actuaciones duras, frías y despóticas, la posición defensiva y la inmadurez que lleva al sujeto a buscar la reivindicación excesiva de sus supuestos derechos y la necesidad de venganza, producto de las faltas afectivas y vivencias frustrantes de la niñez. De acuerdo a la zona donde se presenten y a la intensidad de la presión y tensión que evidencien y el restante impulso del trazado serán indicadores de las fallas pulsionares y diferentes actuaciones, que tanto pueden denotar una personalidad rumiante y aislada o una actitud de ataque agresivo constante.
18. Una escritura rítmica, pero angulosa, denotará la tendencia del Yo a no buscar la verdadera adaptación.
19. Los apuntalamientos, en estos casos, no serán la represión verdadera del impulso, sino el control que permite aunque sea en forma precaria no hacer prevalecer en forma inmediata la necesidad fundamental del sujeto permitiéndole postergar por un tiempo la concreción inmediata de sus deseos.
20. El acerado extremadamente acerado y presionado, acompañado de una presión excesiva en el escrito será indicador del sadismo, la crueldad y la ferocidad sanguinaria del sujeto. Mientras que si la presión es débil, será agresivo y resentido mas se limitará a murmurar, criticar ácidamente, ofender y a crear dificultades, siendo receloso e hipersensible. Tendiendo a estar permanentemente presintiendo y previendo la supuesta hostilidad de los otros y proyectando sobre éstos sus propios sentimientos, en cambio si es blanda, predominará el negativismo y la tendencia pasiva, donde por medio de una aparente disposición puede fingir y disimular para obtener lo que desea.
21. La escritura redonda y anillada, será la autoindulgencia egocéntrica y confirmará la tendencia al engaño, la falta de honestidad, el disimulo de la intenciones y la predisposición a las insidias verbales.
22. La escritura redondeada, con exceso de presión y movimientos dispersos reflejará la actuación impulsiva, la falta del control de las emociones, las exigencias desmedidas a través de los cuales el sujeto maltrata injustamente a los otros.
23. La escritura alta, indicará el excesivo sentimiento autoestimativo, que a través del narcisismo y el egocentrismo pretende el permanente reconocimiento, encubriendo el miedo a sentirse minimizado por los demás y el profundo resentimiento que le provoca el no obtener ese reconocimiento. En el caso de presentarse con una escritura angulosa, el sadismo lo llevará a pretender someter, dominar, o esclavizar a los otros.
24. Los bucles en los óvalos y guirnaldas bucleadas, serán producto del narcisismo, e indicarán la habilidad para seducir y engañar manipulando a los otros, con intención egoísta y ninguna consideración real hacia ellos.
25. La escritura caligráfica, será indicadora de la rigidez y la desadaptación que lo hace sentirse aislado y lleno de resentimiento, manteniéndose impenetrable y enmascarando su verdadero Yo.
26. La escritura angulosa, grande, cerrada, con presión excesiva y movimientos centrífugos indicará el avasallamiento sin ninguna consideración, la necesidad de obtener lo que desea sin esperas a través de actos impulsivos y avasallantes.
27. Un coligamento mixto o discordante de guirnaldas y arcadas, señalará la baja tolerancia a la frustración y la desadaptación.
28. La oscilación en los grados de enlaces, confirmarán la presencia de impulsos contrariados que influirán en la resistencia a la adaptación.
29. La escritura angulosa, excesivamente regular, con presión excesiva, barras de letra t aceradas, y trazos iniciales rígidos y en diagonal, denotarán la falta de humanidad esquizoide, la negatividad, el egoísmo y la tendencia agresiva a imponer sus deseos sin importar los derechos o pensamientos de los otros como producto de una personalidad individualista y egoísta.
30. Los trazos finales en arco regresivo, acompañados de letras v minúsculas cubriendo en arco la letra siguiente y letras p armadas, señalarán al falso protector oportunista, que aprovechando la ingenuidad del otro se apropia ilegalmente de lo que le pertenece.
31. Los arpones, serán el reflejo del egoísmo, la agresividad y el latrocinio, con una escritura descendente, desordenada, óvalos rellenos, aplastados, jambas complicadas y presión blanda, pueden indicar la necesidad de venganza, el rencor, la tendencia intrigante y la rapacidad.
32. Los arpones en los movimientos verticales, será la tendencia a las reacciones violentas y explosivas.
33. Las arcadas, serán reflejo del instinto de conservación, la no aceptación del afecto, el engaño, el ocultamiento de las intenciones comúnmente perversas, el marcado egocentrismo y el fingimiento.
34. Las arcadas apuntaladas acompañadas con trazos descendentes señalarán al sujeto astuto, que engaña a los otros, porque sospecha que es engañado.
35. La mayor tendencia a la inclinación dextrógira, indicará al sujeto que puede impulsarse en sus deseos hasta la obsesión.
36. Las garras de gato, ocultarán al sujeto que puede traicionar a los otros e incluso agredirlos aun en forma física a pesar de que reciba un trato considerado y afectivo.
37. Los trazos recubiertos en forma de gancho, denotarán la actitud hipócrita e insidiosa.
38. Las letras a con el trazo final independizado, señalarán el placer por aprovecharse de los demás y la desvinculación afectiva.
39. Las letras d con el hampa separada, reflejarán al sujeto conflictivo que hace una separación entre la actitud mental y las actitudes afectivas.
40. Las barras de letras t ascendentes, indicarán la hostilidad sin causa aparente, la negación a defender agresivamente a su persona contra todo aquello que considere que afecta a su individualidad, la resistencia a la autoridad. Aquí la mayor rigidez del trazado en general y de acuerdo a la inclinación y conformaciones de las jambas, permitirá determinar el grado y fuerza de la agresión.
41. Las barras de letra t descendentes, de acuerdo a la intensidad de la presión que presenten y el grado de angulosidad y dureza del resto del trazado, confirmarán la predisposición a ejercer una intensa agresión hacia aquellas personas que considera sus inferiores e incluso puede realizarla hacia sí mismo.
42. Las barras de letras t en golpe de sable, expresarán la reacción violenta del impulso por impaciencia, la verbalidad explosiva y lancinante y la destrucción del objeto si de acuerdo a su criterio considera que el fin lo justifica.
43. Las barras de letras t en maza, denotarán la acumulación del odio, la intolerancia a las exigencias, la necesidad de venganza y la descarga explosiva y violenta que estalla en el momento menos esperado y sin justificación aparente en forma desproporcionada a la causa motivante.
44. Las barras de letra t en forma de v y con signos de extroversión, evidenciarán el negativismo y la oposición que se dirigirá principalmente hacia los que lo rodean, mostrando una predilección por destruir las ilusiones de los otros.
45. Respecto a las jambas de la letra g, consideraremos la extensión y la presión del movimiento de flexión para determinar la carga de excitación, y la capacidad que posee para adaptar la realidad a la compulsión de sus deseos, la forma de la base para determinar si la carga pulsionar está desviada y el nivel de agresión que implementa, la amplitud, para evaluar el volumen de la excitación instintiva, el ascenso y extensión del mismo, para observar hacia dónde se descarga y se expande la libido y la forma de terminación para determinar de qué manera lo concreta.
46. De igual manera, el óvalo de la letra g, nos permitirá evaluar la emoción y el grado ético que precede a la pulsión libidinal.
Rasgos de violencia y agresión
Los rasgos de violencia más frecuentes serán las terminaciones en mazas, los arpones, los acerados y la presión excesiva que de acuerdo al grado de sutileza y refinamiento socio-cultural y del descontrol del individuo se encontrarán en el escrito de unos u otros.
Las mazas, serán indicadoras de violencia brutal y de agresión contundente, sin refinamiento. Es un gesto representativo de la violencia física, del golpe aplicado tanto con la mano como con un instrumento contundente.
Los arpones y los acerados serán indicadores de la predisposición a las reacciones violentas y explosivas, y de la necesidad de herir o hacer daño penetrando con cierta inteligencia.
La presencia de ángulos en las jambas, no siempre serán representativos de agresión, pues pueden corresponder a un sufrimiento físico en la zona genital o el aparato digestivo.
Asimismo, los ángulos y cuchillos que surgen en algunas rúbricas no serán obligatoriamente producto de la agresividad, sino que pueden estar originados por la impaciencia.
En la búsqueda de la verdad
Hoy por hoy no existen aun respuestas exactas que determinen si las causas de las diferentes actuaciones del psicópata tienen influencias genéticas o bioquímicas, si son simplemente una forma de ser o una combinación de diferentes causas que inciden en diferentes proporciones en cada uno de estos sujetos.
Lo único que tenemos en claro es que el psicópata es un ser que genera mucha angustia y frustración a los profesionales, y genera un gran dolor a quienes lo rodean.
Es por ello que aprender a reconocer sus diferentes formas de actuación, e identificarlos a tiempo, puede evitar mucho dolor y sufrimiento.
De modo que ante la pregunta de la psiquiatría sobre qué es lo que se podría hacer para mejorar las probabilidades de encontrarla y detectarla, una de las respuestas es darle lugar, en el trabajo interdisciplinario, a la grafopatología como ciencia auxiliar para que con sus conocimientos contribuya en la búsqueda de la verdad a ver detrás de la máscara.
Ya que al igual que “Austregesilo” pensamos que “Es muy difícil juzgar a los hombres como buenos o malos, porque las apariencias engañan. El hombre representa tan variados papeles, que nos obliga a repetir el adagio: no tomes al bueno por bueno y al malo por malo”.
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Fuente: http://www.grafopatologia.com/articulos/mascarasdelpsicopata.html