Sus alcances permiten entre otras cosas:
• Detectar alteraciones emocionales normales o patológicas, ya sean circunstanciales, prolongadas o definitivas.• Observar la mejoría o el deterioro producido en el curso de una enfermedad a partir de los rasgos escriturales de una persona.
• Determinar la patología de personalidad del autor de un escrito o su posible alteración psíquica en el momento de realizar el escrito.
• Establecer la presencia de rasgos gráficos compatibles con tendencias criminales de sospechosos y/o probar las buenas cualidades de un culpable en el área criminológica.
• Detectar los rasgos gráficos de apropiación indebida y síndromes escriturales de delincuencia como base preventiva en puestos de riesgo económico o financiero.
• Utilizar la escritura como test evolutivo para el control de la personalidad, detectando los rasgos normales y anormales en la escritura manuscrita.
• Esclarecer la estructura de la personalidad autora de anónimos.
• Colaborar con los profesionales de la salud, de la justicia y de las ciencias sociales como especialista en patología escritural.
ANTECEDENTES MÉDICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA GRAFOPATOLOGÍA
La utilización del grafismo para determinar la presencia de determinadas patologías, no es un hecho ajeno a la medicina y la psiquiatría.
De hecho sus textos señalan la evaluación de ciertas particularidades de la escritura como orientadoras en el diagnóstico, permitiéndoles inferir el comienzo o avance de una alteración psíquica o física. Leemos:
Medicina Interna de Farreras y Rozman; Ed. Harcourt-Brace, Madrid.:
“la escritura de los pacientes con afasias de comprensión mantienen una buena caligrafía, pero está plagado de errores de palabras o sílabas”, “en los pacientes con afasia de expresión, la escritura es con letra ancha, mala caligrafía y llena de borrones”, “el examen de la escritura permite diferenciar las afasias de comprensión y expresión (Pag. 1399)”.
En los síndromes cerebelosos, y como un signo de esta alteración, “la escritura será titubeante, con letra anómala e irregular” (Pág. 1403).
En la enfermedad de Parkinson “la amplitud de los movimientos disminuye, y como consecuencia la escritura empequeñece (micrografía) y se convierte en un acto penoso y lento agravado además por el temblor”. (Pág. 1491).
Tratado de Psiquiatría, de Henri Ey, P. Bernard y Ch. Brisset; Ed. Masson, Barcelona:
“el temblor, que puede ser generalizado, es inseparable de los trastornos disártricos, e incluso de los trastornos de la escritura, que se inician por pequeñas ondulaciones de los grafismos…” (Pág. 753).
Tratado elemental de psiquiatría, de Aniceto Figueras y León Zimman; Ed. Lopez & Etchegoyen; Buenos Aires
“todos los trastornos mentales que provocan temblor de extremidades (parálisis general, confusión mental, etc. Dan como consecuencia un escritura temblorosa que permite algunas veces orientarse hacia determinada afección”. “En los estados maníacos la escritura evidencia también el estado de exaltación psíquica, los caracteres gráficos son grandes, desiguales entre si…”. “Los melancólicos dirigen su escritura hacia abajo. Los débiles mentales adoptan un tipo infantil y los dementes seniles una escritura temblorosa pero con un temblor fino, a diferencia de lo que sucede en el paralítico general en donde el temblor es más amplio”, reconociéndose que “las perturbaciones del lenguaje escrito han dado lugar a numerosas observaciones sobre las que no hemos de entrar en detalles; solamente diremos que Mira y López señala que suelen preceder a las del oral, dato que hay que tener en cuenta en las formas del comienzo, de diagnóstico difícil, pues pueden facilitar síntomas de real valor” (Pág. 134).
Vemos pues que el concepto de que la escritura es un complejo mecanismo psicofisiológico que refleja tanto organización del Sistema Nervioso Central como las estructuras del ser consciente en relación con el inconsciente es un hecho rigurosamente comprobado por la ciencia, siendo esto el sustento básico donde se apoya la grafopatología.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA GRAFOPATOLOGÍA
Entre los muchos grafólogos que han incursionado en la grafopatología podemos mencionar a: L. Klage, quien en 1886, fue el primero en formular la teoría de las vivencias psicofísicas en la escritura. Rogues de Foursacs, en 1905, inicia investigaciones en el área de la grafopatología médica publicando “Les ecrits et le dessin dans les maladie nerveuses et mentales”. Dr. Roberto Saudek, de nacionalidad checoslovaca, publica en 1925, en Inglaterra, “Psicología de la escritura” y, en 1928, “Experiments with Hardwriting”, exponiendo en éstos que la presión de la mano sobre el dedo meñique desplaza el papel de manera no intencional, causando alteraciones en el grafismo e investigando los signos de honestidad y deshonestidad en la escritura. Alfred Kanfer, en 1936, indaga la escritura de enfermos de cáncer, detectando la particular alteración del trazado que produce el mismo. Heider, en 1941, en “Exacte grafhiologique” estudia la presión de la mano al escribir. H. Saint - Horant, en 1943, en Francia, escribe “L’ equilibre et desequilibres dans l’ écriture”. Dr. Max Pulver, en conjunto con Schlang, Phillip y Kats, estudian las manifestaciones de angustia, represión e inhibición en la escritura. Rene Resten, en 1949, determina en “Les écritures pathologiques”, entre otras investigaciones, la diferenciación de los trazados de sufrimiento y de defensa en la escritura. Dr. Camille Strelestky, en 1950, en Francia, sistematiza la grafopatología realizando numerosas investigaciones sobre los trastornos endócrinos, asténia y alteraciones nerviosas. Edoard Rougemont, en 1950, investiga los rasgos de demencia en “L’ écritures des aliénés et de psichopates”, realizando asimismo un interesante estudio sobre Boudelaire en “Commentaires graphologiques sur Charles Boudelaire”. Crepieux Jamin, en 1950, en Francia, realiza importantes aportes en su libro “Les elements de l’ ecriture des canailles”. Paul Brosson, en 1952, dirige sus investigaciones sobre la particularidad del trazado en la escritura de los asmáticos. Alport y Vernon, en EE.UU., contribuyen con nuevos elementos basándose en la experimentación y la estadística. Rod Wiesser, en Alemania, estudia el grafismo de los criminales y delincuentes dedicando al tema cinco libros. Schwiedland en “Juicio de los manuscritos” se refiere a los desequilibrios y perturbaciones fisiológicas o químicas en los rasgos escriturales. Dr. Juan Riviere analiza en su libro “El mundo de la escritura” la necesidad del ser humano de lograr el equilibrio psíquico y físico y cómo la falta de éste incide en la escritura. Dr. Meyer y Buse estudian las conexiones entre perturbaciones nerviosas y orgánicas y la escritura. Asimismo, investigaron los diferentes estados neuropáticos y agenésicos. Prof. Federico Aberastury investiga las alteraciones neurológicas y psicológicas en la escritura. Matilde Ras efectúa importantes aportes en su libro “Grafopatología”. Dr. Amado Ballandras, en Argentina, entre sus numerosas investigaciones, en 1960, en un artículo titulado “Teoría de la personalidad integral”, señala el impacto emocional como uno de los factores desencadenantes del cáncer.
Estos son sólo algunos de los antecedentes que preceden a quienes hoy nos dedicamos a investigar en esta compleja rama de la grafología, colaborando como ciencia auxiliar, con nuestro conocimiento y posibilidades a través del estudio del gesto gráfico, con los profesionales del área médica, psiquiátrica, psicológica y criminal.
Fuente: Autor María del Carmen Doyharzábal http://www.grafopatologia.com/