Aunque parezca una perogrullada, el hecho de encontrarse un cadáver en el agua no tiene por qué implicar necesariamente que haya muerto ahogado. Esto es muy obvio cuando encuentras al cadáver con alguna herida de arma de fuego, arma blanca o cualquier otra lesión “contundente” que ya te dice a gritos que la causa de la muerte es por un traumatismo y que el papel del agua puede ser desde meramente “ambiental” (la persona se golpeó accidentalmente y cayó posteriormente al agua) o como forma de ocultar el cadáver porque ha sido un asesinato. ¿Pero si la causa de la muerte no es tan obvia como un traumatismo, cómo podemos saber si el agua estuvo o no implicada?

 

Primero hay que diferenciar entre el ahogamiento húmedo y el ahogamiento seco. El ahogamiento húmedo es aquel que todos conocemos, una persona comienza a tragar agua y pasa al aparato respiratorio provocándole la asfixia. El ahogamiento seco es más raro (aparece entre el 10-20% de los ahogados) y la causa de la asfixia no es el agua, sino un espasmo laríngeo con cierre de la glotis que aparece como un mecanismo de lucha del ahogado, que evita el paso de agua a los pulmones pero también del aire. Lo que provoca al final una muerte también por asfixia. No es que sea un mecanismo muy efectivo para la supervivencia, pero aquellos que tienen los pulmones sin agua responden mucho mejor a una reanimación a tiempo que aquellos que los tienen con agua y han pasado el mismo tiempo sin obtener oxígeno.

Diagnosticar un ahogamiento húmedo es relativamente fácil, diagnosticar un ahogamiento seco puede ser bastante difícil y puede ser necesario llegar a él por un proceso de descarte. Si la laringe y la glotis siguen contraídas (por un proceso de espasmo cadavérico) cuando se realiza la autopsia resulta fácil pensar que ha sido un ahogamiento seco, pero si esto no se produce y las vías están normales, al forense le toca una larga jornada por delante descartando otras causas de muerte, aunque ya sabrá que no se habrá tratado de un ahogamiento húmedo por las razones que explicaremos más adelante.

Hay una serie de pasos para saber si se trata de un ahogamiento. Los he ordenado desde el más obvio/fácil de comprobar hasta un grado de dificultad mayor, ya sea por ser necesarios conocimientos forenses y/o la realización de una autopsia:

1- Espuma en la Boca


Durante un ahogamiento húmedo, el agua pasa por las vías respiratorias junto con aire inspirado y se mezcla con las secreciones mucosas características de esas vías. Como durante un ahogamiento se suelen hacer esfuerzos respiratorios importantes, el movimiento del aire y el agua sobre las secreciones provoca la producción de una espuma de burbujas fina. Esta espuma se encontrará en las vías respiratorias, pero también será visible alrededor de la boca. Cuando ves un cadáver con espuma alrededor de la boca ya tienes casi asegurado el diagnóstico de muerte por ahogamiento. Pero esto no es 100% seguro. Hay venenos, fármacos, fallos cardiacos y un largo etcétera que pueden provocar que la persona tenga espuma alrededor de la boca. Para asegurarse de que la espuma es consecuencia del ahogamiento, hay que comprobar que esta sea fina y que, si la quitamos de la boca, y presionamos sobre el pecho, la espuma volverá a aparecer, ya que se encuentra por casi todo el aparato respiratorio.

2- Diatomeas en Órganos


Las diatomeas son algas microscópicas que pueden encontrarse en cualquier ambiente acuático. Cuando una persona está ahogándose, al inspirar agua también inspira estas pequeñas algas. Sin embargo, esas algas no se quedarán ahí, debido a los esfuerzos respiratorios se producen desgarros de los capilares pulmonares que permiten su paso por la sangre. Y, a partir de ahi, serán enviadas a distintas regiones del cuerpo humano (hígado, riñón, etc.). En un cadáver que hubiera sido lanzado al agua después de muerto, sí podría entrar diatomeas en los pulmones, al pasar el agua pasivamente a ellos. Pero éstas no pasarían a sangre porque no se habría producido daño en los capilares pulmonares.

La búsqueda de diatomeas es muy útil cuando han pasado bastantes días desde la muerte de la persona y la espuma de las vías respiratorias ha desaparecido. Y también para situar la localización inicial del ahogado, ya que las corrientes pueden cambiar la localización del cadáver. Con el análisis del tipo de diatomeas que contiene el cadáver se puede comparar con aquellas que se encuentren en el lugar inicial y ver si coinciden.

3- Signos concretos en la Autopsia del Pulmón


En realidad, cuando se hace una autopsia, se hace completa. Pero aquí me refiero sólo a la del pulmón porque es el órgano que más datos aporta sobre una posible muerte por ahogamiento.

Además de los desgarros capilares que hemos mencionado anteriormente por los esfuerzos respiratorios, también encontraremos la ruptura de los tabiques entre los alveolos y derrame de sangre en el espesor del pulmón.

Los pulmones suelen contener más sangre en sus vasos de la que normalmente tienen (hiperemia) y también hay acumulación de líquido en pulmón (edema) y destrucción de los espacios aéreos, como los alveolos y los bronquiolos terminales.

Con todo esto ya tienen el Pack Básico Morboso-CSI para Ahogamientos. Por supuesto, los que se dedican profesionalmente a la ciencia forense estudian muchos más factores además de estos tres. Pero los que he mencionado son un resumen de los signos más indicativos y el signo de la espuma es uno que cualquiera puede comprobar (otra cosa es que se tenga la sangre fría de hacerlo, claro).

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Fuente: http://medtempus.com/archives/%c2%bfcomo-podemos-saber-si-un-cadaver-encontrado-en-el-agua-de-verdad-murio-ahogado