La identificación humana es un proceso que reúne las más diversas áreas del conocimiento, pudiendo estar o no asociada a recursos computarizados o de imágenes. Los medios más comunes de identificación humana son el reconocimiento visual hecho por parientes o amigos y la identificación por medio de la Dactiloscopía, pero ambos tienen sus limitaciones, pues los cuerpos que se presentan carbonizados, esqueletizados o en fase adelantada de descomposición dificultan la identificación por medio de estos métodos. La Odontología se destaca en el medio pericial como una ciencia plenamente capacitada para ofrecer datos en la identificación de cuerpos, pues no solo el aparato estomatognático, sino también el cráneo puede ofrecer elementos valiosos que posibiliten la identificación positiva. Para que el proceso de identificación por los dientes sea efectivo, es necesaria una buena documentación del tratamiento realizado en cada paciente. Además de las anotaciones ejecutadas por el odontólogo, otro recurso de gran valor es la toma radiográfica. El presente relato buscó demostrar la importancia de la documentación odontológica en la identificación humana, resaltando, en particular, el valor de las radiografías odontológicas confeccionadas durante el tratamiento clínico de rutina, como prueba o documento a ser utilizado en los eventuales casos de esclarecimiento a la Justicia. La identificación positiva de la víctima fue posible gracias a la utilización de las radiografías encontradas en la documentación odontológica y la comparación de las mismas con las obtenidas del cadáver. El proceso criminal que apuraba las circunstancias de la muerte de la víctima, bien como la posible autoría del crimen solo tuvo su desenvolvimiento después de la identificación odonto-legal del cadáver (viabilización de denuncia al Ministerio Público).
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